La torta de San Blas tiene su origen en la localidad de Eibar, Guipúzcoa. Con este tradicional dulce vasco se conmemora la festividad de San Blas, que se celebra el 3 de febrero, de ahí su nombre. Como suele ocurrir en ocasiones como esta, las pastelerías se llenan de ellas para alegría de los lugareños que optan por no prepararlas en casa.
La tradición marca que las tortas se lleven a la iglesia para ser bendecidas durante la misa. También cordones que se colgarán al cuello durante ocho días para después ser quemados. Todo ello con la creencia de que quienes las coman serán preservados de cualquier dolencia de garganta.
En la actualidad esta tradición se mantiene vigente, pero no hace falta esperar a San Blas para elaborar y disfrutar de esta delicia de sabor anisado y textura mantecosa, sobre todo si seguís esta receta y las hacéis en casa. Es realmente fácil de preparar y el éxito está garantizado. Aguantan en buen estado, sin ponerse duras, si las guardamos en un recipiente hermético.
En un recipiente hondo mezclamos la harina con el azúcar y la levadura. Hacemos un hueco en el centro y agregamos el huevo y el licor de anís. Removemos y, por último, incorporamos la manteca. Amasamos hasta obtener una masa homogénea con una consistencia bastante espesa. La dejamos reposar 30 minutos en la nevera.
A continuación dividimos la masa en dos y estiramos cada mitad, dándoles forma circular o ligeramente ovalada. Tienen que quedar de un grosor de un centímetro aproximadamente. Si queremos, damos forma al contorno haciendo pequeñas ondas.
Ponemos las tortas en una bandeja con papel vegetal y las cocemos, en el horno precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo, durante 20 minutos o hasta que veamos que comienzan a dorarse los bordes.
Mientras las tortas están en el horno, preparamos el glaseado. Para ello, batimos la clara de huevo con unas varillas hasta que comience a montarse. Incorporamos el azúcar glas y unas gotas de zumo de limón y batimos de nuevo para integrar bien y obtener una crema ligeramente espesa y totalmente lisa.
Retiramos las tortas del horno y, en caliente, las cubrimos con el glaseado. Dejamos enfriar y esperamos a que el glaseado solidifique antes de escribir "San Blas" en cada una de ellas. Lo haremos con chocolate negro fundido y usando una manga pastelera con boquilla fina. Cuando el chocolate se seque, las podemos servir.
Con qué acompañar la torta de San Blas
Preparar unos cafés, infusiones y unos sencillos vasos de leche porque la torta de San Blas forma con ellos una pareja perfecta. Ya sea para desayunar, a la hora del café o como merienda, una vez que lo probéis, os va a costar no tomar más de un trozo de este dulce tan rico con todo el sabor de la tradición vasca.
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