Este año me he liado a preparar Roscón de Reyes a cascoporro y he terminado con naranjas (y limones) varios, sin piel, en la nevera. Podría haber exprimido las primeras y haber disfrutado de un zumo de naranja fresco a la hora del desayuno, pero me apetecía probar algo diferente y una seguidora de Instagram me inspiró para preparar estas natillas de naranja.
No es una receta clásica, pero sí es una versión de las natillas caseras de toda la vida. En su elaboración he sustituido la leche por zumo de naranja, manteniendo el resto de ingredientes, cantidades y proceso. Igual que si estuviera preparando el postre tradicional, siguiendo su fórmula canónica (o la que me enseñaron en la Escuela de Hostelería).
El resultado nos ha gustado muchísimo y es bien merecedor de comprar naranjas ex profeso para la ocasión, aunque el aprovechamiento siempre es buena idea. Son tan fáciles de preparar que da ganas de hacerlas, si no a diario, con cierta regularidad. Se pueden servir tal cual o vestir de gala, con una fina capa de streussel (como he hecho yo), para una ocasión especial.
Exprimimos suficientes naranjas para obtener 500 ml de zumo. Lo introducimos en un cacito. Agregamos una rama de canela y un trozo de piel de naranja (opcional). Calentamos y, en cuanto alcance el punto de ebullición, apagamos el fuego y dejamos que se atempere ligeramente durante unos 15 minutos. Colamos.
Disponemos las yemas de huevo, el azúcar y el almidón de maíz en un cuenco. Batimos con unas varillas hasta obtener una masa homogénea y sin grumos. Vertemos el zumo de naranja infusionado poco a poco, mezclando con las varillas al mismo tiempo para evitar que el huevo cuaje y, además, obtener una textura homogénea.
Volcamos el resultado de nuevo en el cacito y lo llevamos al fuego. Calentamos a fuego bajo, removiendo constantemente con unas varillas para que no se agarre al fondo, durante unos 12-15 minutos o hasta que espese. Obtendremos una crema sedosa y homogénea con la que rellenamos cuatro cuencos. Dejamos atemperar antes de guardar en la nevera.
Es importante tener en cuenta que, en caliente, la mezcla es siempre más líquida que cuando enfríe, así que no añadáis ningún espesante más que el que indico en la lista de ingredientes. De lo contrario os quedará demasiado mazacote. A la hora de servir las natillas de naranja, yo las he espolvoreado con un poco de streussel y las he decorado con ramas de tomillo, pero esto es meramente decorativo.
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Con qué acompañar las natillas de naranja
Las natillas de naranja son un postre clásico delicioso con el que concluir una comida al que pocos se pueden resistir. También podemos servirlas a la hora de la merienda. No necesitan acompañamiento alguno, aunque a mí me gusta tomarlas con una taza de café cortado a su vera.
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