Las penas con pan son menos penas. Pero las penas con tarta de manzana no se pueden considerar penas. Postre clásico donde los haya, pocos elementos hacen falta para convertir un par de manzanas, una masa y algo de azúcar en la merienda —o desayuno— definitivo.
Más fácil de lo que parece y apto para todo tipo de cocinillas, este tipo de tartas se pueden hacer también con la fruta de temporada que tengamos a mano, pero es cierto que las manzanas aguantan particularmente bien.
Además, otra ventaja es que podemos elegir el tipo de manzanas que más nos convenzan. De esta manera, si queremos perfiles más ácidos o no tan dulces, podríamos recurrir a las clásicas granny smith, algo más frescas, pero si buscamos sabores más golosos ir al formato que suelen ofrecer las manzanas fuji.
Lo cierto es que esta receta no implica complicación alguna y la tienes lista —palabrita de DAP— en 45 minutos, incluyendo el tiempo de horneado. Aunque la receta la tuneamos un poco con mermelada de albaricoque (que podéis sustituir por otra mermelada), todos los ingredientes se encuentran con facilidad en cualquier supermercado.
Tampoco hace falta complicarse con el mundo de las masas ni comprar un hojaldre o hacerlo. Esta receta resuelve su masa —sin necesidad de amasar a conciencia— con leche, harina, huevos, levadura y azúcar. Sin trampa ni cartón, la preparación no puede ser más elemental y permite que cortemos también la manzana como más nos guste.
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Vamos, un win win en toda regla que podemos sumar a nuestras recetas de postres infalibles. Allí comparte pedestal con otros clásicos como la tarta de melocotón, la no menos mítica tarta de zanahoria o el infalible donde los haya bizcocho de plátano.
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