Cada año nos encanta pensar en nuevas recetas de torrijas, para alegrar este período de Cuaresma y Semana Santa, y por eso este año hemos preparado estas deliciosas torrijas de leche condensada, que son sin duda la forma más sencilla de hacer este tradicional dulce casero.
Una mezcla de leche condensada y agua será el líquido de inmersión o remojo del pan para las torrijas, que ya cuenta con el sabor del azúcar y sólo necesitaremos aromatizar con una corteza de naranja o limón y un poco de canela.
Reservamos, eso sí, un poco de la leche condensada, que podemos utilizar para decorar después, al terminar y servir la receta, o para prepararnos un café bombón con el que acompañar este tradicional dulce de temporada. Obviamente, podéis hacerlas con leche condensada casera, o con la que venden en latas en el supermercado.
Cortamos las rebanadas de pan que serán nuestras torrijas con pan del día anterior. Para el líquido de remojo, mezclamos la leche condensada con el agua, y calentamos en un cazo con un palo de canela y unas cortezas de naranja. Damos un hervor de tres o cuatro minutos y apagamos el fuego dejando que la mezcla se infusione durante diez minutos más o menos.
Colocamos las rebanadas de pan en una fuente y las cubrimos con la leche colada que aún estará bien templada. Dejamos que las rebanadas de pan absorban líquido durante 40 minutos, dando la vuelta cada diez minutos. Tenemos cuidado para que las torrijas no se nos rompan.
Batimos dos huevos y pasamos las torrijas por huevo batido, para proceder a freírlas seguidamente en aceite muy caliente. En cuanto se dora el exterior, damos la vuelta y sacamos para escurrir sobre papel absorbente. Una vez listas, las pasamos a la fuente donde las vayamos a servir.
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Con qué acompañar las torrijas de leche condensada
Una vez terminadas las torrijas de leche condensada, las podemos terminar con el acabado tradicional de rebozarlas con una mezcla de azúcar y canela, o apilarlas y cubrirlas con un buen chorro de leche condensada extra, que termine de conquistarnos.
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