No sé desde cuánto llevan siendo tendencia los smoothie bowls, aunque en nuestro país nos hemos sumado un poco más tarde. Sé que hay mucha gente cansada de estas modas con términos extranjeros, pero estos “cuencos de batido” son ya una realidad bien asentada en medio mundo y, la verdad, en este caso me gustan tanto que acepto el toque de postureo que puedan tener. Este smoothie bowl verde con kiwi, rúcula y avena es un desayuno saludable perfecto sobre todo ahora que llega el calor.
Si un smoothie es un batido que incorpora muchos ingredientes que le dan consistencia espesa, la versión en cuenco está pensada para tomarse con cuchara como si de una crema fría se tratara. La ventaja que tienen es que nos permiten jugar con muchos productos para hacerlos más o menos completos, convirtiéndolos en desayunos nutritivos, refrescantes y rápidos.
Si queremos una textura más espesa y si nos gusta muy frío, la noche antes pelar el plátano, cortar en rodajas y congelar en una bolsa hermética. Se puede preparar también directamente antes de consumir. Cortar el kiwi por la mitad y sacar la fruta. Trocear y colocar con el plátano en una picadora o batidora.
Cortar una rodaja de piña natural, preferiblemente que esté madura y bien jugosa, retirar la corteza y el núcleo central más duro. Trocear y añadir a la picadora. Retirar el hueso del dátil, picar y triturar con la fruta y una cucharada de copos de avena. Añadir la rúcula y triturar de nuevo hasta conseguir una textura cremosa homogénea.
Agregar leche de avena hasta conseguir la textura deseada o para suavizar el sabor. Añadir un poco más de copos de avena si queremos que quede más espeso. Servir en un cuenco y decorar con papaya o mango pelado y cortado en láminas, arándanos y cerezas o fresas picados, un poco de coco rallado y semillas de sésamo, amapola o chía espolvoreadas.
Con qué acompañar el smoothie bowl
Este smoothie bowl verde con kiwi, rúcula y avena sienta de maravilla a primera hora o a media mañana, según sea nuestra rutina de desayunos, aunque también me gusta tomarlo para merendar cuando el cuerpo pide energía extra. La base se puede hacer con antelación y añadir los ingredientes extra en el momento de servir.
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