La contaminación en el aire, las lluvias y el paso del tiempo son los agentes culpables de que el exterior de las ventanas siempre luzcan con la peor de sus versiones, especialmente en las ciudades, donde es prácticamente inevitable que queden negras y empolvadas.
Para más inri, esta zona de las ventanas es la más inaccesible, especialmente en los modelos que no son abatibles, sino correderos. Muchos no saben, sin embargo, que las lamas de cada ventanal suelen ser fácilmente extraíbles.
Pues bien, una de las piezas de las ventanas donde más suciedad se acumula no es precisamente el cristal, sino los raíles que las guían y las mantienen en pie. Allí, aparte de polvo, suciedad y óxido pueden incluso resguardarse otros elementos transportados por el aire, como hojas y pequeñas piedrecitas.
Una cocina limpia lo es por dentro y por fuera, así que no está de más intervenir en esta zona de vez en cuando y mantenerla también limpia, libre de suciedad y de nidos de pequeños bichos que pueden terminar siendo una plaga en el interior.
Una esponja a medida
Uno de los trucos compartidos en redes sociales es coger una esponja de lavar los patos y usarla como perfecto elemento diseñado a este fin: con una pequeña intervención en esta se puede dejar como anillo al dedo y, a base de pasadas, sin apenas esfuerzo, dejar el marco como nuevo por su interior.
Pues bien, el truco consiste en poner la esponja sobre los raíles y, con un rotulador, marcar dónde queda cada uno de estos. Acto seguido, hay que pasar un cúter para hacer un hueco en cada uno de estos puntos.
Esto dejará la esponja totalmente adaptada a la forma de cada ventana, y solo quedará mojarla con agua y jabón y hacer unas cuantas pasadas en este espacio hasta dejarlo como nuevo.
Fotos | @Nicelife.hacks/Instagram
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