Allí donde hay una cocina hay un dulce y seguramente éste tendrá forma de bizcocho, pues es la forma más fácil y rápida de ventilarnos el postre sin apenas esfuerzo.
Aunque hemos hecho decenas de versiones distintas, hoy os traemos una versión curiosa como es la del bizcochuelo esponjoso, una receta de origen argentino que es habitual encontrar en casas y pastelerías de todo el país.
No tiene muchos más secretos que nuestros bizcochos, y tampoco vamos a necesitar un molde distinto al que ya utilizamos. El truco, como veréis a continuación, es el levado del impulsor químico.
Además de eso, como pasa en muchos bizcochos, el secreto de que quede fino y elegante es tamizar bien la harina, paso fundamental para el resultado final.
Batir los huevos con el azúcar y la vainilla hasta que aumente de volumen. Añadimos la harina, tamizada y poco a poco con movimientos envolventes.
Engrasar el molde (de 20 centímetros) con mantequilla o aceite vegetal y una fina capa de harina tamizada retirando bien el exceso.
Precalentamos el horno a 200 ºC, horneamos a 180 ºC con calor arriba y abajo durante 40 o 45 minutos. El bizcochuelo estará listo cuando clavando un palillo éste salga limpio.
Una vez listo, lo dejamos reposar antes de desmoldar.
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Con qué acompañar el bizcochuelo argentino
Por sí solo es un postre excelente, acompañado de un café o de un té, pero también podéis añadir una crema chantilly o un dulce de leche si queréis redondear la experiencia.
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