Muchas veces condenamos a las hortalizas y verduras a salir del horno solo por el hecho de no sacar de allí las sartenes. A veces es peor aún, no queriendo asar hortalizas por creer que no lo merecen.
Pensamos habitualmente que el horno es terreno solo para ingredientes con más lustre como gratinados, pescados y carnes, pero son muchas las alegrías que la huerta nos puede dar si las asamos.
En este caso apostamos por berenjenas, una solución que además veréis que es más fácil que nunca porque no hace falta ni pelarlas, y su propia piel servirá de 'guardaespaldas' para su preciado interior. Y otro día nos animamos con las berenjenas a la parmesana italianas.
Alrededor de media hora de horno valdrá, así que podéis seguir haciendo el resto de tareas de la cocina casi sin preocupación.
Precalentamos el horno a 200 ºC y mientras tanto untamos las berenjenas, lavadas y secas, untadas de aceite y espolvoreadas de sal.
Las ponemos en una bandeja apta para horno y las cocinamos allí durante 30 o 35 minutos, en función de nuestro horno, a 200 ºC.
Sacamos, dejamos reposar tres minutos para que se atemperen y las abrimos para comer directamente su pulpa.
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Con qué acompañar las berenjenas asadas al horno
Como sugerencia se nos ocurre aprovechar estas berenjenas asadas para hacer el clásico mutabal o baba ganoush, una crema de berenjenas asadas típicas de Oriente Medio.
Con esa coyuntura también podríamos poner en marcha un hummus o, con el horno encendido, asar otras hortalizas como tomates, calabacines, zanahorias o puerros.
También podemos servirlas con un poco de miel, aliñarlas con una vinagreta, convertirlas en ensalada o aderezaras con ajo y perejil.
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