Una rica boloñesa. Ese clásico italiano que siempre se disfruta, es una comida que nos da buen humor y cumple con lo que se conoce como comfort food (esas recetas que nos reconfortan).
La boloñesa es una salsa de carne italiana hecha con carne picada, tomates, cebollas y hierbas frescas. Se acostumbra a servir con pasta, normalmente tagliatelle o espaguetis. Ahora bien, la versión deshidratada de Nuveg es diferente y especial. Porque reemplaza la carne por un texturizado de proteína de guisante y faba. Lo que significa un cambio importante; por un lado, es una alternativa vegetal en el mercado, y por el otro, gracias a su formato deshidratado, reduce considerablemente el tiempo de elaboración. Una gran adición a la mesa de todos los días.
En un contexto de una creciente oferta (y demanda) de análogos a la carne, como pueden ser el beicon vegetariano de La Selva o las salchichas a base de proteína de guisante de Better Balance, Nuveg se distancia de la competencia, recuperando los sabores y texturas de siempre.
Nuveg se posiciona desde 2011 en este escenario con un claro objetivo: ofrecer preparados deshidratados de alta calidad nutricional, logrando platos 100 % libres de gluten, lactosa y soja. Eso sí, sin perder de vista el sabor, se apoya en las especias como potenciador del gusto, dejando de lado de los conservantes, aditivos y saborizantes químicos.
Gracias a la tecnología de la deshidratación, se puede ayudar a superar las barreras que hoy en día se encuentran en los desarrollos de alimentos plant-based, relacionados principalmente con las limitadas propiedades sensoriales (principalmente de textura) de la mayoría de dichos productos.
En este sentido, la tecnología de extrusión para la obtención de estructuras proteicas alternativas se posiciona con mayor repercusión y potencial en este campo. Se trata de extraer solamente el agua, mediante energía suave que no altera los nutrientes y en efecto, esto impide la actividad microbiana y enzimática. Además, ofrece beneficios puntuales como durabilidad y practicidad. Por esto, tienen una vida útil de 12 a 18 meses y dado que no requieren envases de plástico ni cadena de frío, hay menos impacto ambiental.
En el caso de la boloñesa Nuveg, de forma rápida, este preparado cse reconstituye para una sabrosa salsa en menos de 10 minutos. En sintonía con su misión empresarial: defiende los valores de una nutrición biodisponible, respetuosa con la salud de las personas, los animales y el medio ambiente.
El ingrediente principal es el texturizado de guisante y faba, un subproducto de la legumbre que se produce en Dinamarca, mediante un proceso mecánico de tipo seco, es decir, sin el uso de agua y productos químicos. Una tecnología que aplica energía mediante fricción, calor y presión para la obtención de una estructura proteica organizada y fibrosa. En ella, las legumbres de origen ecológico, se pulverizan para hacer una harina y luego se someten a una máquina de extrusión. Allí se aplican 10 atmósferas de presión por 3 minutos a 160 ºC, lo que encapsula el rico contenido de nutrientes, especialmente de macronutrientes y logra su forma redonda y compacta. En consecuencia, la proteína no queda alterada. Y el resto de los ingredientes, como la levadura nutricional, o las especias, añaden los micronutrientes.
Altamente nutritivo, el texturizado por sí solo, se puede decir que es bastante insípido, por esto se adhiere al sabor de los condimentos que se le añaden. Se convierte, por tanto, en un ingrediente muy versátil y maleable en la cocina. En el caso de la boloñesa, absorbe los profundos sabores del extracto de levadura y remolacha en polvo que añaden sabor y color a la salsa.
En boca se percibe además el uso de la cebolla y ajo en polvo, pimentón (dulce y ahumado), comino molido, laurel, pimienta y sal, en la dosis justa. Bien sabrosa. Mismo, no resulta aceitoso en el paladar y tampoco hay ningún resto en la sartén al cocinar. La textura no resulta pastosa tampoco. El texturizado juega un rol importante en este punto. Con una apariencia fibrosa, seca, heterogénea y expandida, es capaz de otorgar a la boloñesa su textura esponjosa para hacer un plato casero e ideal para disfrutar en familia.
El packaging de color marrón, tiene la particularidad que puede degradarse biológicamente formando compost al cabo de tres meses. Y el interior, que hace la barrera alimentaria, es de fécula de maíz (y no de plástico). En tanto su conservación, debe ser en un lugar fresco y seco, protegido de la luz.
Con un peso neto de 70 g, hace 2 porciones generosas que son excelentes para compartir. Al abrir el paquete, y al observarlo con atención, se observa el texturizado separado de las verduras y especias secas, que en la sartén en conjunto con el agua logran el efecto "salsa".
El preparado duplica hasta triplica las veces su volumen, por lo que 70 g de Veggie Bolognese se convierten en 315 g una vez hidratado aproximadamente. Con un agregado de verduras frescas o cocidas, se puede estirar aún más la porción para aumentar el contenido de grasa, proteínas y carbohidratos.
El modo de uso se desglosa en cuatro simples pasos acompañados de dibujos que facilitan la comprensión.
Para reconstituir se debe:
1. Calentar 3 cucharaditas (15 ml) de aceite y verter el producto en la sartén.
2. Remover por 1 min.
3. Añadir 300 a 350 ml de agua caliente (del grifo) según si se desea más o menos. 4. Cocinar de 5 a 6 minutos.
Una vez abierto, es importante cerrar de manera hermética y almacenar nuevamente en las condiciones descripta para evitar la exposición a humedad del ambiente y la contaminación de olores.
El ingrediente principal es un texturizado de proteína de guisante y faba. Seguido de zanahoria y tomate en polvo, extracto de levadura, cebolla en polvo, especies, sal y remolacha en polvo para darle color. En definitiva, no encontrarás ningún ingrediente que no puedas pronunciar. Una peculiaridad (y grata sorpresa) es no encontrar conservantes ni estabilizantes en la lista.
En la tabla nutricional, cada 100 g aporta 306 kcal, 5 g de grasa, 39 g de hidratos de carbono de las cuales 15 g son azúcares y 16 g de fibra. Concentra 32 g de proteína y solo 1 g de sal. Más, no contiene alérgenos y proclama ser "gluten free", "lactose free", "soy free" y "GMO free", siendo una solución a las intolerancias y/o alergias alimentarias más escuchadas.
Esta salsa se puede usar para cualquier receta en la que utilizarías la salsa boloñesa hecha con carne, como por ejemplo para hacer macarrones a la boloñesa o berenjenas rellenas, aunque está tan rica que también se puede comer tal cual como esta.
Actualmente, el variado menú de Nuveg incluye hamburguesas, albóndigas, un caldo proteico, un huevo vegano y tiras de pollo vegetal al curry. Instalado en Sant Cugat, la planta de profesionales incluye especialistas en ingeniería, alimentación, marketing, comunicación y demás. Mismo, la responsable de desarrollo es Cristina Moncunill, una chef que cuenta con el honor de tener una Estrella Michelin Verde, además de ser bióloga, es la encargada de crear productos además de sabrosos con buen equilibrio nutricional. La fábrica de desarrollo está específicamente en Uldecona, a 200 km al sur de las oficinas de I + D.
Disponible a través de la web (https://nuveg.eu), predomina la compra minorista, aunque bien se encuentra en algunas tiendas o herbolarios.
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Todo producto es bien recibido y los de Nuveg se reciben con los brazos abiertos. Una food tech que está revolucionado el modo de comer y deja en evidencia la tendencia actual: la intervención de la tecnología en la alimentación.
Con respecto a las preferencias, todo queda en manos de los gustos particulares de cada consumidor. Lo positivo de las alternativas plantbased de Nuveg es que son inclusivas para todo el público. Un producto que logra conciliar todos los gustos y formas de alimentación alrededor de la mesa: celíacos y veganos, pasando por vegetarianos, flexitarianos y carnívoros.
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