Los productos lácteos son un gran recurso en la cocina para poder realizar recetas rápidas y por demás deliciosas, y es que, por su sabor y textura, acompañan a la perfección un montón de platillos que podemos preparar sin demasiado esfuerzo, como lo es el pollo con salsa de queso fundido: una receta práctica y rápida para disfrutar a cualquier hora.
Aunque pueda resultar extraña la combinación del queso con esta carne blanca, lo cierto es que el pollo se presta perfectamente para realizar un montón de recetas, incluida esta de pechuga de pollo en salsa de quesitos en la que no necesitas nada más que los ingredientes que todos tenemos en nuestras cocinas.
Con seis pechugas de pollo en filetes, dos cebollas medianas y quesos para fundir, podrás crear un platillo delicioso para sorprender a la familia, y es que su rápida elaboración y gran sabor te permite jugar con los acompañamientos y las guarniciones para degustar esta sencilla receta.
Para empezar, salpimenta las pechugas de pollo y corta la cebolla en julianas. Luego dora las pechugas por ambos lados en una sartén grande con un poco de aceite.
Retira las pechugas y, en el mismo aceite, pon a freír la cebolla, pero no hace falta que llegue a caramelizarse, y es importante evitar que se queme. Con la cebolla lista, añade a la sartén un vaso de agua y los quesos.
Si lo prefieres, puedes sustituir medio vaso de agua por medio de vino blanco, o incluso añadir un chorrito de coñac. Luego, a fuego medio, remueve y desmenuza los quesos para que se fundan y la salsa vaya cogiendo una buena consistencia.
Para terminar, ajusta la cantidad de sal y pimienta e incorpora las pechugas a la salsa, dejando que se impregnen bien del sabor del queso para después servir con pan y decorar con unas hojitas de cilantro.
Imagen | Directo al Paladar
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