Siendo, sin ninguna duda, el cocinero más popular, querido y conocido de España, cabe preguntarse por qué Karlos Arguiñano no está incluido en la, cada vez más gruesa, lista de restaurantes con estrella Michelin.
Recién celebrada la gala que ha presentado la Guía 2024 de España, son muchos los nombres que se repiten en lo más alto y otros jugadores nuevos con estrellas que se ganan y se pierden. Ajeno a todo el espectáculo, los focos y el ruido mediático que siempre suscita la publicación gala, Arguiñano sigue fiel a su ritmo de trabajo, acompañando a miles de espectadores cada día.
Arguiñano, quien solo deja caer leves insinuaciones vagas sobre su posible jubilación, parece no dar muestras de agotamiento ni físico ni anímico, afrontando cada nueva temporada de su programa televisivo con la misma energía, entusiasmo y buen humor de siempre. Acaba de publicar su último libro de recetas y el programa continúa renovado para más temporadas.
El cocinero se deja ver en más de una ocasión por el restaurante y hotel que lleva su nombre, en Zarautz (Gipuzkoa), aunque hace tiempo que la batuta de la cocina y los demás servicios los dejó en las manos de cuatro de sus siete hijos. Liderando los fogones están hoy Zigor Arguiñano y María Torres, con Giorgio Aratan de jefe de cocina. Ofrecen carta y menú degustación por temporada que ronda los 50 euros.
El local aparece recomendado en la Guía Repsol, no hay ni rastro de una sola mención en la Guía Michelin. Al menos, a día de hoy, pues recibió una estrella en 1985 que le sería retirada en 1998.
Al dicharachero cocinero se le ha preguntado por la cuestión en más de una ocasión, y Arguiñano suele responder sin rodeos. Reconoce que en su momento le dolió que le quitaran la estrella, algo que no esperaba, y siempre se preguntó por qué. Con el tiempo ha sabido relativizar y, según afirma en una reciente entrevista a El País, en su restaurante se come mejor ahora desde que lo llevan sus hijos.
En su opinión y experiencia, un inspector de Michelin puede no saber nada de cocina, por muchos restaurantes que haya visitado, y no cree justo que se ponga una nota por ir a comer un solo día. “Para mí, el cliente es la estrella”, afirma.
Es más, con la perspectiva del tiempo tiene muy claro por qué perdió la estrella, y lo dijo sin demasiados rodeos en uno de sus propios programas, donde es conocido por no cortarse nunca cuando tiene algo que decir, por peliagudo que sea el tema. Y asegura que fue por pura envidia.
“Ramón Roteta y yo llegamos a tener una estrella Michelin. Luego nos hicimos famosos y trabajamos en televisión y nos la quitaron. Ay, qué envidia tiene la gente. Sales guapo y no te aguantan”. Y continúa con media sonrisa: “Yo siempre pensé que cómo puede ser que me den una estrella Michelin y, hala, cuando empiezo en televisión me la quitan. ¿Es que se me ha olvidado cocinar, o qué? Para nada“.
Y así, décadas después, Arguiñano y la Guía Michelin han seguido cada uno por caminos distintos. El cocinero asegura que ya no le gustaría recibir ninguna estrella, pues le ha compensado más la gente que la presión mediática a la que te somete el macaron, que puede volverse en tu contra.
En DAP | Así es el nuevo libro de cocina de Karlos Arguiñano: casi 600 recetas nuevas
En DAP | El truco de Karlos Arguiñano para calcular la cantidad exacta de fideos para hacer una sopa perfecta
Ver 0 comentarios