Hoy vamos a preparar juntos una deliciosa receta típica de Roma, maritozzi con panna. Unos deliciosos bollitos considerados uno de los dulces más exquisitos de la tradición repostera romana. Es uno de sus postre por excelencia y con el que desayunar no sólo es un absoluto placer, sino una costumbre que se transmite desde la antigua Roma.
Los maritozzi con panna son un manjar realmente único, bollos esponjosos de masa fermentada con una intensa fragancia dada por los aromas utilizados en el interior de la masa, cortados por la mitad y rellenos de nata fresca montada.
Pero, ¿cuál es la historia de estos bollos dulces romanos? Existen varias leyendas sobre ellos y una de ellas nos traslada a la época del Imperio Romano y en donde se dice que estos dulces ya eran consumidos cuando los hombres iban a trabajar al campo.
Otras historias mucho más románticas relacionan a los maritozzi como un dulce que preparaban las mujeres casaderas y que vendían en las plazas romanas. La que hubiera preparado los bollos más deliciosos sería la que más posibilidades tendría de encontrar marido, aunque también circulan versiones que nos cuentan que los maritozzi eran regalados por los maridos a sus futuras esposas como prueba de amor.
Sea cual sea su origen verdadero, lo cierto es que los maritozzi son unos dulces impresionantes, suaves, tiernos y que además pueden ser aromátizados con muchos sabores para lograr vuestros "propios" maritozzi con panna.
En un bol de cristal o en el de la amasadora añadimos todos los ingredientes de la masa excepto la mantequilla. Comenzamos a amasar, y cuando la masa haya cogido algo de fuerza agregamos la mantequilla a temperatura ambiente en trocitos. Seguimos amasando durante 15 minutos, si es a mano mejor hacerlo con un amasado del estilo francés o Bertinet.
Dejamos levar la masa en bloque en un bol ligeramente engrasado hasta que doble su volumen. Cuando pase este primer levado, desgasificamos la masa apretándola ligeramente con los nudillos de la mano.
Dividimos la masa en porciones de unos 80 gramos, las boleamos bien para que queden redondas y prietas y las vamos colocando en una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado. Los dejamos levar de nuevo hasta que doblen otra vez su volumen.
Los pintamos con huevo batido y un chorrito de leche y los horneamos durante 20 minutos a 160 grados. Mientras que se hornean preparamos el almíbar para barnizar los bollitos, para eso en un cazo mezclamos el agua y el azúcar y lo llevamos a ebullición. Dejamos cocer la mezcla un minutos y reservamos.
Cuando saquemos los bollos del horno los pintamos con el almíbar y los dejamos enfriar en una rejilla totalmente.
Una vez hayan enfriado montamos la nata. En un bol agregamos la nata bien fría de la nevera y comenzamos a batir con una batidora con varillas, añadiendo el azúcar glas poco a poco. Tenemos cuidado de no sobrebatir para que la nata no se haga mantequilla. Cuando haga surcos y esté firme, la pasamos a una manga pastelera.
Cortamos los bollos por la parte superior con un cuchillo sin llegar a cortar la base. Abrimos con los dedos la hendidura y la rellenamos de nata, quitando el exceso con una espátula pequeña hasta que la nata quede bien lisa. Espolvoreamos con azúcar glas antes de servir los maritozzi.
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Con qué acompañar los maritozzi con panna
Desde luego que os recomendamos, además de prepararlos con nuestra receta, que cuando vayáis a Roma no perdías la oportunidad de probar esta especialidad única, los maritozzi con panna. Es un postre perfecto para el desayuno, mojado en café expreso, y con el que os recomendamos... ¡qué hay que ensuciarse la nariz con nata!
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