Las verduras asadas al horno siempre son la mejor apuesta cuando uno no sabe muy bien qué hacer con ellas. La familia de las coles ha estado un poco marginada de esta técnica de cocina durante años, cuando ofrece resultados sabrosísimos con el mínimo esfuerzo. La lombarda se merece otra oportunidad más allá de la Navidad, y esta receta con vinagreta de mostaza es una deliciosa manera de demostrarlo.
En cuanto vimos la receta en Kitchn sabíamos que iba a ser un éxito, y no nos equivocábamos. Ya habíamos cocinado en el horno a su prima, la col blanca, cortada en gajos grandes, por lo que ya contábamos con cierta ventaja. El único secreto es el de dejar que se churrusque un poco, aunque tengamos que desechar las hojas más externas, para lograr ese sabor intenso y esa textura jugosa y tierna, pero con un punto crujiente.
Precalentar el horno a 230ºC y preparar una bandeja con papel de aluminio y un poco de aceite, o simplemente engrasar bien. Lavar la lombarda, cortar un poco la base si es muy grande o está fea, y retirar posibles hojas dañadas externas.
Cortar, con un buen cuchillo grande, por la mitad longitudinal. A continuación, cortar cada media col en dos "gajos", procurando hacerlo siempre desde la base inferior, para que las hojas permanezcan unidas. Debemos obtener ocho piezas.
Disponer sobre la bandeja de horno, regar con un poco de aceite y salpimentar ligeramente. Hornear 15 minutos; sacar con cuidado, dar la vuelta a las piezas y hornear 10-15 minutos más. Si nuestro horno es demasiado potente, bajar la temperatura en este tramo a 200ºC.
Mientras se termina de hacer la col, disponer en un tarro con tapa todos los demás ingredientes, cerrar y agitar con energía hasta emulsionar. Una vez asada la col, repartir en platos y servir con la vinagreta para que cada comensal se ponga al gusto, o salsear directamente directamente en una fuente.
Con qué acompañar la col lombarda asada
Si te apasionan las verduras asadas, seguro que podrías tomar una ración de esta lombarda al horno con vinagreta de mostaza como cena vegetariana, sin más que un poco de buen pan, aunque su mejor destino es servir como guarnición. Combinará de maravilla con cualquier carne asada o un pescado al horno como la lubina, y también podríamos emparejarla con proteínas vegetarianas, por ejemplo un revuelto de tofu, o unas lentejas crujientes.
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