La piña es una fruta que me encanta, muy dulce pero con ese punto ácido tan interesante. Lo que pasa es que cortarla es un poco pesado, que si corta en rodajas, que si quita la piel (o es corteza), el centro, corta en dados... Para evitar todo ese engorro, hoy os presento la mejor manera de servir una piña para compartir.
Al igual que con el truco para servir una sandía para una fiesta, bastarán unos pocos cortes certeros para conseguir una presentación tan vistosa como práctica, sin manchar platos ni cuencos y perfecta para servir cuando tenemos invitados.
Como se puede ver en el vídeo del siempre interesante Dave Hax (también nos enseñó a cortar tomates cherry sin esfuerzo), seis son los pasos a seguir:
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Partimos la piña longitudinalmente por la mitad, desde la base hasta las hojas.
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Volvemos a partir la piña por la mitad, de forma que nos quedemos con un cuarto de piña.
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Colocamos la piña apoyada sobre la piel y separamos la carne de la corteza con un cuchillo de hoja grande.
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Hacemos cortes transversales de un centímetro de ancho aproximadamente.
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Separamos los cortes de forma alterna (o al tresbolillo, como decía un profesor mío)
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Servimos utilizando la propia corteza de la piña como bandeja
No me negaréis que esta es la mejor manera de servir una piña para compartir. Fácil, rápida y sencilla, y además no hace falta usar toda la piña de golpe, sino que podemos ir comiéndonosla de cuarto en cuarto, como las uvas cuando nos equivocamos en Nochevieja. También es una buena manera de servir el melón.
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