Tres ingredientes y diez minutos es todo lo que necesitamos para tener listo este helado cremoso de vainilla que no necesita heladera. Una receta fácil y rápida de preparar que quedará incorporada a vuestro recetario según catéis el resultado y que hará que os despidáis de los helados industrialas para siempre jamás.
Aunque es ahora cuando más nos apetece tomar postres y dulces refrescantes, este helado cremoso de vainilla sin heladera es una opción estupenda a tener a mano durante cualquier época del año. Es el colofón perfecto a una comida copiosa del que, cuando lo llevéis a la mesa, no quedará ni un churrete.
Comenzamos montando la nata con unas varillas eléctricas. Para facilitarnos la tarea, la nata ha de estar muy fría o, de lo contrario, no montará. Si la metemos en el congelador 15 minutos antes de montarla, junto con el recipiente en el que la vamos a montar, la cosa será coser y cantar.
Una vez montada la nata, incorporamos la esencia de vainilla y la leche condensada. Removemos con una espátula suavemente, con movimientos envolventes para que no se baje la nata, hasta obtener una masa homogénea y cremosa. La vertemos en un recipiente y dejamos endurecer en el congelador durante, aproximadamente, cinco o seis horas antes de servir.
Con qué acompañar el helado cremoso de vainilla sin heladera
Podemos servir nuestro helado cremoso de vainilla sin heladera con almendras crocanti, que le aportarán un contraste de textura delicioso, y con alguna salsa para incorporar otro sabor, como salsa de toffee, de frutos rojos, de chocolate, etc. Pero también podemos tomarlo tal cual, es cremoso y refrescante que entrará sin que nos demos cuenta.
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