Me gustan las recetas de carne, pero de vez en cuando me apetece un plato en donde esta no sea la protagonista, como es el caso de esta frittata de espinacas, champiñones portobello y queso manchego. Una receta muy sencilla y que seguro os encanta, incluso a los más carnívoros.
La frittata es una especie de tortilla cuajada en el horno, con la ventaja de que no hay que girarla y de que se mancha muy poco la cocina. Mientras que se va cocinando, podéis preparar una ensalada y en poco más de media hora tener una comida completa para estos días perezosos de verano.
Comenzaremos precalentando el horno a 150 grados con calor arriba y abajo. Después engrasamos un molde redondo de unos 23 centimetros de diámetro con unas gotas de aceite, y forramos su base con papel de horno. En una sartén ponemos el aceite a calentar y salteamos los ajos picaditos así como el puerro cortado en rodajas finas.
Añadimos los champiñones portobello picados en trozos, y los cocinamos hasta que estén casi tiernos. Añadimos los brotes de espinacas y los salteamos con el resto de hortalizas durante cinco minutos.
En un bol batimos los huevos con un pellizco de sal, añadimos el queso manchego rallado, la leche y añadimos las verduras salteadas. Pasamos la mezcla al molde y horneamos durante 30 minutos o hasta que se vea la mezcla cuajada.
Con qué acompañar la frittata de espinacas, champiñones portobello y queso manchego
Esta frittata de espinacas, champiñones portobello y queso manchego está muy rica acompañada de unas rodajas de tomate por encima. Si os gustan los gratinados, cortar una rodajas de tomate y ponerlas por encima de la frittata cuando falten 10 minutos para acabar el horneado.
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