Las fresas son una de las frutas más esperadas de todo el año: su sabor dulce y su apariencia sensual y bonita elevan definitivamente el ánimo. Su llegada es señal de primavera, de buenas temperaturas y de una salida al triste invierno.
Además, se trata de una fruta fácil de cultivar en casa, ya que apenas requiere de una maceta y poco espacio para desarrollarse, como no ocurre con otras especies hortícolas, como por ejemplo la sandía o el melón, que necesitan muchísimo espacio, además de gran cantidad de agua,
El cultivo de este fruto es además muy sencillo, porque las fresas nos piden muy poco, pese a darnos muchísimo a cambio. Es un cultivo ideal para iniciarse y para tener un buen postre casero en las semanas primaverales y veraniegas.
Germinar o plantar
Estas pueden cultivarse a partir de semilla, en cuyo caso será necesaria mucha más paciencia y tiempo para ver los resultados, o hacerlo desde plantel, opción mucho más fácil y resultona con la que se consiguen espectaculares resultados.
En el primer caso, las semillas tienen que germinarse siguiendo un proceso que, no es difícil, pero que sí que tiene unos secretos. Esto es, hay que poner las semillas elegidas en el frigorífico durante dos semanas.
Este paso previo, muy común en algunos tipos de semillas de cultivos primaverales, ayudará a que esta se active. Pasados estos 15 días, hay que colocarla ya en el sustrato (debe ser rico en materia orgánica), siempre comprobando que el agua que echamos no quede estancada y tenga un drenaje adecuado.
A esta maceta tendremos que darle un cierto efecto invernadero, para acompañar cálidamente el crecimiento de la semilla, colocando un papel film con agujeros para que pase el aire.
Ahora ya será cuestión de paciencia: si empezamos ya todo el proceso, el plantel estará listo a primeros de marzo, unos 20 días después de sembrarlas, listo para empezar a crecer.
En el caso de plantar directamente con esta opción, solamente habrá que seguir unos cuidados básicos para asegurar la supervivencia de la planta y fomentar que su producción sea la esperada. Lo primero es saber que la maceta no necesita ser profunda.
Es muy importante colocarla en un lugar con suficiente luz solar para garantizar sus aportes, así como regarla de manera que siempre esté hidratada, sin dejarla secar (pero tampoco pudriendo sus raíces por exceso de agua).
Con estos cuidados, será cuestión de semanas que las fresas empiecen a asomar en sus pequeñas y bonitas flores, regalándonos todo el placer gastronómico que la naturaleza tiene a su alcance. Su producción se extenderá desde finales de invierno hasta el verano.
Foto | Pressfoto/Freepik
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