Aunque a nadie le amarga un sándwich mixto, todo mejora si al insuperable tándem que forman el jamón y el queso añadimos vegetales, pollo y beicon. Estaríamos entonces antes el conocido como sándwich club, una leyenda de la comida de cafetería que es muy fácil de preparar en casa y nos soluciona la cena en un santiamén.
Existen diversas teorías sobre el origen del sándwich club, pero parece seguro que se empezó a popularizar en EEUU a principios del siglo XX, convirtiéndose enseguida en un clásico de los diner y hoteles. A España llegó mucho más tarde, en la década de los 70, a cadenas de influencia americana como Nebraska, California o VIPS, donde se sigue preparando el más famoso.
Aunque no hay una sola receta de este sándwich, es importante prepararlo con dos pisos, usando tres o cuatro rebanadas de pan de molde, para formar un sándwich doble, bien untado en mayonesa. Muchas recetas de sándwich club, incluida la del VIPS, se limitan a juntar dos sándwiches, pero a mi me gusta más hacerlo con tres rebanadas: con dos pisos, sin exceso de pan.
Su cocinado no tiene ningún misterio. Primero hacemos un sándwich mixto, con jamón y queso, más lechuga, tomate y mayonesa, cerramos con la rebanada del medio, y añadimos pollo a la plancha, beicon y más lechuga, tomate y mayonesa.
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Una vez está cerrado, lo pasamos por la plancha con mantequilla, a fuego medio, para que el pan se vaya tostando ligeramente y el queso se derrita. Aunque lo habitual es presentar el sándwich partido en triángulos, yo esto en casa me lo ahorro.
No es esta la cena más ligera, pero está que te mueres. Y, oye, al menos lleva lechuga.
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