Aunque el mundo de las cremas de verduras es infinito, solemos acabar siempre pivotando alrededor de calabacines, calabazas o puerros, olvidando otras hortalizas que están igual de buenas y dan variedad a nuestra cocina.
La receta que os recomendamos para cenar hoy tiene la ventaja de ser uno de los platos de cuchara más rápidos de hacer pues su protagonista, la espinaca, se cocina en un periquete. Hablamos, claro, de la crema de espinacas.
Su elaboración es más simple que el mecanismo de un botijo. Basta con hacer un sofrito de ajo y cebolla, añadir una buena cantidad de espinacas –cuenta con que se reducen una barbaridad–, después nata líquida y batir. Se puede hacer más o menos espesa añadiendo un poco de caldo de verduras, pero se puede incluso prescindir de este si queremos una crema de sabor más intenso.
Esta receta además de rápida es tremendamente saludable: es baja en calorías, rica en fibra y una fuente excelente de hierro. En resumen, es la cena que vuestro cuerpo os agradecerá, cargada de bondades verdes y sin los remordimientos que suelen seguir a las comilonas nocturnas.
Cierto es que hablamos de un plato muy ligero, pero acompañado de unos picatostes caseros y, después, un par de piezas de fruta, seguro que no te quedas con hambre.
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