Las prisas nunca son buenas consejeras. Sin embargo, apañar una cena de Nochebuena o una mesa de Navidad puede exigir que dejemos más cosas de la cuenta fuera de la nevera.
Un riesgo sanitario que tiene límites y que, dependiendo del tipo de producto, no deberíamos asumir. Es cierto que hay productos, especialmente en los aperitivos y canapés, que no sufren de la misma manera.
Nos referimos tanto al nivel sanitario como al organoléptico. Sin embargo, hay muchos productos que no deberían estar a temperatura ambiente más tiempo de la cuenta. Otros, por contra, podrían aguantar un poco mejor y no acabar suponiendo ningún tipo de riesgo, pero podrían tener un peor sabor.
Sea como fuere, lo cierto es que si no queremos jugárnosla más de la cuenta, hay ciertas máximas que deberíamos tener claras para que la cena de Nochebuena no acabe de mala manera.
La realidad es que no es lo mismo por cómo se van a comportar los alimentos fríos o los calientes. En el caso de los productos que se vayan a servir calientes debemos tener claro que todo lo que sea mantenerlos por encima de los 60 ºC va a ser más recomendable. Para esto, mantener platos calientes por debajo o tener alguna lámpara cerca nos podría venir bien.
Además, tengamos claro que el tiempo máximo que un alimento caliente debe permanecer expuesto no ha de superar las dos horas. En estas dos horas, además, tengamos claro que va desde que terminamos de cocinarlo hasta que lo servimos. Un riesgo que en Navidad se multiplica si además vamos a desplazar comida.
En este sentido, si nos llevamos aperitivos y platos calientes a otra casa, siempre conviene que estén separados y que los fríos vayan a temperatura controlada y bien aislados de alimentos calientes que los puedan estropear.
De todas maneras, los frescos y productos fríos —como los mariscos, las ostras o el salmón ahumado, por ejemplo— tampoco deben estar más de dos horas a temperatura ambiente. Lo que se recomienda en este caso es que pongamos debajo de ellos una bandeja con hielo o con frío. Además, tampoco las ensaladas y otros crudos han de permanecer más de dos horas expuestos a esa temperatura ambiente.
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Además y como es lógico, todo lo que implique preparaciones o salsas a base de huevo debe ser sacado de la nevera en el último momento, no dejándolo a temperatura ambiente más que el tiempo necesario para ser servidas y consumidas.
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