Hoy vamos a preparar unas croquetas suaves y cremosas de morcilla que resultarán sorprendentes para todos los que las prueben por su interior homogéneo y lleno de sabor, y que para vosotros serán muy cómodas de preparar y si las hacéis tal como os cuento, os quedarán sin un solo grumo. Su sabor es muy suave y delicado, más incluso que las croquetas de espinacas y roquefort que hicimos para el aperitivo hace una semana y que tanto nos gustaron.
Cuando hicimos la crema o paté suave de morcilla, os comenté que en casa una de las salidas que le daríamos al paté, -además de disfrutarlo untado en galletitas saladas,- es la de utilizarlo como uno de los ingredientes para hacer estas deliciosas y sorprendentes croquetas de morcilla. Así que sin más, vamos a prepararlas.
Comenzamos haciendo un roux, es decir una mezcla de mantequilla y harina tostadas en la sartén. Derretimos la mantequilla en la sartén y añadimos dos cucharadas de harina, removiendo hasta obtener una masa. Sin dejar de remover, vamos tostando ligeramente la harina y al cabo de dos minutos añadimos las 4 cucharadas soperas de nuestro paté suave de morcilla.
Poco a poco vamos integrando el paté con el roux, removiendo con la cuchara de madera para que todo quede bien homogéneo. Este proceso es entretenido pero al hacerlo así nos aseguramos de que nuestra bechamel o pasta de croquetas no tendrá ni un solo grumo y quedará cremosa y fina.
Una vez tengamos todo bien mezclado comenzamos a añadir la leche. Yo suelo hacerlo a ojo, añadiendo poco a poco la leche y dejando que sea absorbida por la masa, añadiendo otro poco a continuación. Cuando veo que tarda en tomar la leche y queda un poco de líquido por la sartén, dejo de añadir leche y sigo removiendo la que haya, hasta que todo se integra en una masa cremosa.
Es el momento de probarla y rectificar de sal si fuera necesario. Cuando la tengamos a nuestro gusto, volcamos la pasta de croquetas en una fuente y dejamos que se enfríe. Para ello cubrimos la bechamel de morcilla con un film de cocina y la dejamos en la nevera unas horas. Luego solo falta formar las croquetas, pasarlas por huevo batido y pan rallado y freírlas hasta que queden bien doradas. Y a la mesa antes de que se enfríen.
Con qué acompañar las croquetas suaves y cremosas de morcilla
Ya veréis cuánto os gustan las croquetas suaves y cremosas de morcilla porque con su delicado sabor, su crujiente exterior y el interior cremoso que se funde en la boca, no se os olvidarán nunca. Son estupendas como segundo plato con una ensalada o solas a la hora del aperitivo. Para acompañarlas, podéis servir unos tomates cherry de diferentes variedades para aprovechar su explosión de sabor y frescura como contraste.
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