Uno de los platos que más me gusta -quizás sea porque se come con las manos- es el conejo al ajillo, una receta tradicional que destaca entre las recetas de conejo que aprendí hace muchos años en Toledo, donde es uno de los platos que puedes pedir en cualquier bar, restaurante o venta de carretera con la seguridad de que va a estar buenísimo.
Desde entonces, y más aún sabiendo lo saludable que es esta carne blanca, lo preparo con frecuencia, dándole un toque especial con una salsa con limón, caldo de carne y vino blanco que se liga en un momento y le da una untuosidad deliciosa. Fijaos qué sencillo es ser feliz con una receta tan fácil como ésta.
La clave en esta receta de la abuela está en saber jugar con los ingredientes, siendo fundamental para hacer un buen conejo al ajillo el recurrir a una pizca de vinagre y de perejil —además, se puede hacer sin vino—.
También se puede hacer conejo al ajillo al horno, aunque quedaría más seco, y también si tenemos algo de maña, marchar el conejo al ajillo en Thermomix.
Repasamos los trozos de conejo retirando algún resto de piel o grasa, los sazonamos y los pasamos por harina. Mientras hacemos esta operación, ponemos en una cazuela baja cinco cucharadas de aceite de oliva y doramos en ella los cinco dientes de ajo sin pelar.
Conforme vamos enharinando cada tajada, la incorporamos a la cazuela. No os preocupéis si no caben todas. Según se vayan dorando, menguarán un poco y al final todas podrán acomodarse. Freímos bien las tajadas hasta que tengan un color apetecible y estén bien hechas por dentro. Tardaréis unos veinte minutos en dorar todas, dándoles la vuelta continuamente hasta que queden como en las imágenes.
En ese momento, cortamos un limón por la mitad y lo exprimimos con la mano repartiendo los jugos por encima de cada tajada. Agregamos el vasito de vino y el de caldo y subimos el fuego para que comience a reducirse la salsa.
Agarrando con las dos manos las asas de la cacerola, -con cuidado para no quemarnos- agitamos la cazuela y le damos movimientos circulares. Así la salsa se va ligando mientras se evapora el resto de líquido. En dos o tres minutos, esa salsa ha impregnado las tajadas que quedan jugosas y llenas de sabor. Espolvoreamos con un poco de perejil y a la mesa para comerlo bien caliente.
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Con qué acompañar el conejo al ajillo tradicional
El conejo al ajillo tradicional es un segundo plato perfecto para tomar después de una crema de verduras como la de espárragos y guisantes. Como acompañamiento, nada le va mejor que unas clásicas patatas a lo pobre o una ensalada de hojas verdes y tomate.
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