Uno de mis platos favoritos son las berenjenas a la parmesana. Adoro lo poco que se necesita para conseguir un resultado espectacular y un plato bien sabroso. Por eso me he animado a dar una vuelta de tuerca a la tradicional receta, esta vez en versión "bianca", es decir, sin tomate y con calabacín y patata.
No se necesita freír el calabacín ni la patata. Todo va en crudo y se cuece en el horno, lo que resulta comodísimo y, sobre todo, muy rápido de montar. Es un plato ideal para preparar un domingo o en una ocasión especial, porque se sale de lo común, pero nadie sabrá que apenas te has despeinado al prepararlo.
Usa los quesos que tengas a mano, aunque mi recomendación es que no prescindas del ahumado. Sea San Simón da Costa, Scamorza o Idiazábal, cualquiera de los tres sirve y le aporta a esta parmigiana un toque de distinción. ¡Ah! Y monta la cantidad de capas que quieras, porque con esta receta no hay límite. Cuantas más, mejor.
Lavamos bien los calabacines y los cortamos en láminas, a lo largo. Pelamos las patatas y también las laminamos. Esto lo harás mejor si tienes una mandolina, pero con un cuchillo afilado y un poco de maña también te puedes apañar con la tarea.
Rallamos el queso parmesano y laminamos el queso San Simón Da Costa ahumado. Si no lo encuentras, puedes usar cualquier otro queso ahumado como Scamorza, Idiazabal o, incluso, provolone.
Engrasamos una fuente apta para horno con un poco de aceite y colocamos los ingredientes por capas, sazonando ligeramente los calabacines y las patatas: calabacín, parmesano rallado, patata, queso San Simón y así hasta terminar con una última capa de patata y los dos quesos por encima.
Llevamos el molde al horno, precalentado a 180 ºC con calor arriba y abajo, y cocemos durante 35-40 minutos o hasta que las verduras -especialmente la patata- estén cocidas y la superficie dorada. Retiramos del horno y dejamos atemperar ligeramente antes de servir.
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Con qué acompañar la parmigiana bianca de calabacín y patata
Esta receta de parmigiana bianca de calabacín y patata es lo suficientemente contundente como para servir de plato único, acompañado de una ensalada de hojas verdes o de un tomate aliñado. También resulta perfecto como entrante en una comida principal o como plato único para una cena.
En DAP | Calabacines al horno
En DAP | Calabacín gratinado
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