Calentamos motores de cara a la Semana Santa con estos buñuelos del Ampurdán, una receta tradicional catalana. Su aspecto exterior es mucho más parecido al de una rosquilla que a los buñuelos de viento que estamos acostumbrados a ver, con forma de bolita. Pero su interior es igual de esponjoso.
Se aromatizan con licor de anís, matalahúga (o semillas de anís) y ralladura de limón y se enriquecen con leche, manteca de cerdo y azúcar. La esponjosidad de las criaturas la aporta el uso de levadura fresca de panadería y la magia que producen los dos levados de su masa.
Los buñuelos del Ampurdán se caracterizan por su sabor a antaño (esa combinación de anís y limón de toda la vida...) y su suavidad interior. Se pueden tomar fríos o calientes, pero a mí me gustan recién hechos, cuando están en su punto óptimo. Tiernos y jugosos.
Mezclamos la harina y la levadura fresca, desmenuzada, en un recipiente amplio y hondo. Añadimos el anís en grano, el azúcar, la sal y la ralladura de medio limón. En otro cuenco batimos el huevo con la leche y el licor de anís. Añadimos los líquidos a la primera mezcla (la de la harina) y mezclamos para obtener una masa homogénea.
Incorporamos la manteca de cerdo en pequeños trozos. Amasamos bien hasta integrar y obtener una masa lisa, homogénea y elástica. Engrasamos un cuenco e introducimos en la masa en su interior. Lo cubrimos con un paño limpio y seco y dejamos fermentar durante una hora y media o dos horas, según la temperatura que tengamos en la cocina, o hasta que doble su volumen.
Hacemos pequeñas bolas con la masa (a mi me han salido 14 unidades) y las vamos poniendo sobre una bandeja de horno untada con aceite o cubierta con una lámina de silicona. Tapamos con un paño y dejamos fermentar de nuevo hasta que las bolas doblen su volumen.
Cuando la masa esté lista, tomamos cada una de las bolitas y hacemos un agujero en el centro. Será más fácil si nos engrasamos las manos ligeramente, así no se nos pegarán a los dedos. Calentamos abundante aceite en un cacito y freímos los buñuelos a fuego suave, volteando para que se doren por igual por ambos lados.
Los escurrimos sobre un plato con papel absorbente para retirar el exceso de aceite. Mezclamos el licor de anís y el agua e introducimos la mezcla en una botella de spray. Pulverizamos los buñuelos con la mezcla e, inmediatamente después, los rebozamos bien en azúcar. Listos para consumir.
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Con qué acompañar los buñuelos del Ampurdán
Dependiendo del momento en que se sirvan estos buñuelos del Ampurdán, les irá mejor un acompañamiento u otro. Si se consumen en el desayuno o a la hora de la merienda, un vaso de leche, un café o una infusión son perfectos compañeros de viaje. Sin embargo, si se sirven en la sobremesa, una copita de licor les sienta de fábula.
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