La azotea más cotizada de la capital nazarí está en el centro de la ciudad en un edificio modernista
Desde que Washington Irving publicase a mediados del siglo XIX su ya legendario Cuentos de La Alhambra no han dejado de llegar turistas estadounidense a Granada, pero no están solos.
Franceses, británicos, japoneses, árabes, alemanes, latinos… Prácticamente no hay viajero que no se deje tentar por los encantos de la capital nazarí, convertida en icono del romanticismo literario europeo, y cuyas calles y monumentos han inspirado a escritores, poetas y cantantes desde hace décadas.
Del Paseo de los Tristes al Albaycín o de La Alhambra y el descollante Generalife al Sacromonte, Granada se viste de azahar, de encalados, de sus carmenes y de un pasado cargado de esencias árabes, pasión gitana y sangre española que bien merece una escapada en cualquier momento del año.
Imprescindible también a cualquier edad, Granada además ahora resuelve una eterna deuda que, a pesar de ser una ciudad con un turismo abundante, tenía: la falta de hoteles de lujo en el casco histórico. Si bien es cierto que en la provincia hay algunos hoteles convertidos en referencia nacional como sucede con La Bobadilla, la capital flaqueaba en una realidad en la que sólo el hotel Hospes Palacio de los Patos competía.
Un cambio que ahora empieza a producirse y que, entre otros nombres propios, incluye a Palacio Gran Vía, la apuesta urbana de cinco estrellas gran lujo de A Royal Hideaway en la capital nazarí. Ubicado en la arteria principal granadina (Calle Gran Vía de Colón, 14), el hotel ocupa el espacio de un antiguo banco local, la Banca Rodríguez Acosta, erigido a principios del siglo XX, diseñado por el arquitecto Juan Montserrat Vergés, suponiendo uno de los hitos del modernismo granadino.
Respetando la fachada y buena parte de sus interiores, pues se trata de un edificio protegido por Patrimonio, la remodelación de Palacio Gran Vía ha supuesto no sólo tres años de trabajo, sino también de restauración de elementos arquitectónicos y decorativos de la primera década del 1900 en este hotel boutique de 38 habitaciones —incluidas varias suites— donde todas son distintas.
Con el aspecto del banco original en su primera planta, donde aún se conservan las antiguas ventanillas de los cajeros, así como el despacho del director del banco y varias cajas fuertes originales —cinco en total, convertidas en uno de los grandes tesoros del hotel— este Palacio Gran Vía no sólo sorprende por su decoración, en la que no faltan los artesonados en madera o los característicos suelos hidráulicos. Tampoco un enorme patio interior, acristalado, sino también por sus vistas.
Dos noches de hotel en Palacio Gran Vía, a Royal Hideaway Hotel ***** para dos personas.
En su terraza, abierta en 360 grados, se descubre una Granada que rara vez puede ver el visitante. Por un lado, si se mira al noreste, La Alhambra. Por el otro, si se orienta la vista al sudeste, la cúpula de la catedral granadina.
Un lujo panorámico al que pueden acceder tanto los clientes del hotel como el resto de público, pues la terraza (llamada Miralba) tiene un servicio de bar y una pequeña carta de picoteo que en los días de sol se convierte en un improvisado solarium donde bien podría sonar como hilo musical el famoso Granada de Agustín Lara con aquel "Granada / tu tierra está llena / de lindas mujeres / de sangre y de sol", pero sobre todo de sol.
Imágenes | Manolo Yllera
En DAP | Gastroguía de Granada
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