Llega el verano y con él nuestros caprichos vacacionales. Serán muchos los españoles que, de una forma u otra, acaban en una habitación de hotel estas vacaciones y descubren un mundo de sensaciones que en casa no solemos tener.

No en todos los hoteles, claro, pero sí de elementos que nos sorprenden en el baño, en la habitación o incluso en la terraza —si contamos con esa suerte—. A título personal, tengo claro que hay ciertos lujos que pueden ser más o menos terrenales y que me encantaría tener en casa o que he implementado en ella.

Evidentemente, suelen ser características que vemos en hoteles de cierto nivel y no en cualquier hotel. Tampoco, como es lógico, no vamos a volvernos locos y pedir cosas fuera de lo terrenal. Por querer (soñar es gratis), también querría tener una bañera de hidromasaje o una piscina en la terraza, pero salvo que el Euromillón haga su aparición eso no va a suceder.

No obstante, hay pequeños detalles en los elementos de una habitación de hotel que, si pudiera o tuviera espacio, me gustaría tener sí o sí en mi casa. Algunos, como veréis, seguro que ya están en la casa de más de uno, pero os dejamos una serie de ideas que a mí personalmente me convencen, especialmente en lo referido al baño.

Carta de almohadas

El derecho a decidir es fundamental en una cama y tener que pelearse día sí y día también con la misma almohada en casa me parece un sufrimiento. Especialmente si uno se mueve mucho y acaba harto de ella.

En los hoteles, generalmente, la costumbre de la carta de alhohadas —que realmente no es una carta— empieza a implementarse y permite que en la cama haya varias almohadas distintas en tamaño o firmeza y que, para no complicarnos la vida, suelen ser muy útiles.

Luces indirectas

Hay hoteles que parecen un capítulo de House of Cards por la cantidad de lámparas y luces indirectas que tienen, algo que personalmente me gusta —si son de fácil control— porque permite jugar con diferentes ambientes e intensidades, algo que en las casas españolas no suele ser muy frecuente.

Aunque ahora vemos cada vez más bombillas inteligentes que permiten modular la intensidad o el tipo de luz, sigue siendo un remedio mucho menos funcional que tener luces indirectas por la habitación.

Váter segregado

Puede parecer una pijada, pero es muy habitual que en los hoteles —especialmente fuera de España— veamos separado el baño y estén apartados el inodoro del resto del baño. A veces completamente o, en ocasiones, simplemente por una puerta, pero me parece algo especialmente útil en las casas.

Lo veo, además, especialmente útil en casas donde hay mucha gente o donde no suele haber alternativas a algo parecido a un baño de invitados. Esto, y ya es a título personal, me resulta especialmente curioso cuando dejamos que 'cualquiera' entre en lo que parece la estancia más privada de un hogar.

Doble lavabo

Sé que hay muchas casas donde esto ya sucede, pero en un piso español promedio, poder permitirse el lujo —espacial— de tener dos lavabos en el mismo baño no es muy habitual. Sin embargo, si tuviera espacio, sería una de las primeras cosas que tendría en mi casa.

Es práctico, es cómodo y permite no batallar delante de un espejo mientras una persona se afeita, otra se ducha o cepilla los dientes. Eso sí, siempre apuesto porque los lavabos tengan fondo y no sean planos, un error de diseño habitual en los hoteles —y en las casas— que impide gestos tan básicos como afeitarse bien o que dificultan la limpieza del propio lavabo.

Extractores de baño

Hay elementos que no entiendo que no existan más a menudo en las casas españolas. El extractor del baño, una especie de ventilador que permite eliminar olores y un exceso de humedad, está presente en la mayor parte de los baños de habitación de hotel y me parece una maravilla.

Sobre todo porque apenas cuesta dinero, es eficaz y permite disipar olores y eliminar la humedad que se suele quedar en los baños tras las duchas, lo cual no es sólo poco higiénico, sino que puede incluso suponer daños a, por ejemplo, la pintura.

Ducha efecto lluvia

Sé que también es habitual o, cuanto menos, está en cada vez más casas, pero es cierto que la obra de una ducha efecto lluvia es más costosa que la de una ducha convencional. Es otra de esas pijadas que, cuando no las tienes, te encanta tener.

Evidentemente, una ducha efecto lluvia siempre será mejor cuanto más grande sea la ducha, pero a unas malas podríamos conformarnos con un efecto lluvia algo menos poderoso. En cuanto a ventajas de duchas de hotel, siempre me fascina lo poco —en general— que tarda el agua en estar a una temperatura óptima.

No obstante, también es cierto que hay cada vez más grifos y mandos de duchas de hotel que son incomprensibles y resulta complicado saber cómo o hacia dónde girarlos para encontrar el agua correcta.

Espejo con aumento

Es otra tontería que, evidentemente, también está en cada vez más casas, pero no en la mía —porque no hay manera de colocarlo—. Es cómodo y permite que ciertas batallas diarias que pueden tener que ver con maquillaje, puntos negros o algún pelillo que se queda en la barba pasen a mejor vida.

La gracia es que tengan un brazo extensible que permita ocultar el espejo y que no esté ocupando espacio de más en el baño. A veces oculto en el espejo del tocador o simplemente aferrado a la pared, algo tan nimio pero funcional merece estar en mi equipo.

Un sistema de apagado centralizado

Esto, cuando está bien explicado, es una maravilla hotelera. Cuando no está bien explicado o no está sincronizado, un auténtico pifostio. Sin embargo, me encanta poder controlar vía domótica todas las luces de una estancia con un pequeño mando.

Lo normal es que estén en el cabecero de la cama, pero cada vez hay más hoteles que ofrecen esa centralización a través de mandos. También de interruptores que abren y cierran las cortinas, lo cual también me parece especialmente práctico —siempre y cuando puedas conseguir una oscuridad total en la habitación—.

Climatización

No me refiero a tener aire acondicionado o una bomba de calor, sino a mantener una temperatura agradable y fácilmente alcanzable con poco esfuerzo. No obstante, creo que casi lo más importante es que el manejo del termostato realmente sea comprensible.

Aunque los hoteles modernos se encaminan hacia un mundo donde el usuario no puede volverse loco subiendo o bajando la temperatura, lo cierto es que la mayoría de displays modernos permiten comprender de forma fácil cómo modificar la temperatura, su intensidad o programarla. Algo que en las casas, salvo que hagamos un buen desembolso de dinero, es totalmente prohibitivo.

Cargadores USB en el cabecero de la cama

Hay dos cosas que detesto en las habitaciones de hotel, especialmente cuando se pasan de diseño. La primera es que haya una lámpara que ocupe el enchufe del cabecero de la cama o mesilla de noche, obligando a desenchufarla para poder poner el móvil a cargar.

La otra es que no haya enchufes cerca de la mesilla de noche. Aunque no lo creáis, pasa, o tienes que pelear con enchufes ocultos moviendo mesillas para acabar conectando el cargador. Por eso, desde que se puso de moda incluir en los cabeceros de la cama y en las regletas los sistemas de carga USB no paso sin ellos.

Radiador toallero

Sé que no es una rareza en la mayor parte de las casas, pero en casas pequeñas no siempre es posible tener un radiador toallero y, además de práctico para colocar las toallas, me parece una bendición para esas duchas de invierno.

Aunque en los hoteles a veces no es tan práctico porque la temperatura suele estar muy bien controlada y estar bien climatizados, reconozco que es un elemento muy socorrido si tenemos algún espacio en la pared donde colgarlo.

Ventanas oscilobatientes

Cuando uno tiene gatos o niños en casa, las ventanas y las terrazas se convierten en un temor relativamente frecuente y en una fuente de conflictos domésticos que impiden abrir las ventanas con facilidad y/o comodidad.

Es habitual que en los hoteles se utilizan ventanas oscilobatientes por cuestiones de seguridad, que me parecen muy extrapolables a hogares con menores o con ciertas mascotas que tienen querencia por el riesgo. También tienen su parte mala y es que ventilar o dejar correr el aire es más complicado, pero no se puede tener todo a la vez.

Una buena insonorización

Creo que hay pocas cosas más desagradables que un hotel ruidoso. Y, por comparación, pocas cosas más agradables que un hotel ruidoso donde no sientas el ruido dentro de la habitación. En general, los hoteles están muy bien insonorizados y a ello no sólo contribuye su propia construcción, sino también el mobiliario o elementos tan cotidianos como las alfombras.

Por desgracia, las casas españolas promedio no son un prodigio de insonorización —ni de aislamiento térmico—, razón por la que disfrutar de un hotel donde la calma es total durante las vacaciones, lejos del ruido que puedes tener en casa, me parece casi una bicoca.

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